Ejercicio 1º
Leé el texto con atención y elegí las respuestas correctas
Oswaldo Guayasamín: El pintor indígena
Unas frases impregnan la figura de Oswaldo Guayasamín de una atemporalidad casi premonitoria. "Siempre voy a volver. Mantengan encendida una luz", dijo. Ahora, cuando se cumplen 20 años de su muerte, esa advertencia cobra aún más sentido: nadie en dos generaciones ha desplazado a la obra del artista, nacido en Quito en 1919 y muerto en Baltimore, EE UU, en 1999. Porque Guayasamín no se ha ido del todo: sigue siendo el más reconocido de los artistas de Ecuador.´
No necesita grandes promociones ni aniversarios con invitados ilustres para conmemorar las dos décadas de su desaparición. Su legado permanece en primera línea y es símbolo nacional. "Dentro y fuera", precisa con convencimiento Pablo Cuvi, el editor de su biografía. "Entre los turistas que llegan a Quito, es visita obligada La capilla del hombre y la Casa-museo Guayasamín. La pintura ecuatoriana se identifica fuera con Guayasamín", asegura.
Murió sin ver terminada una de esas dos grandes obras, su Capilla del hombre. Era más que un museo; quería construir un gran edificio de piedra que albergara sus creaciones por etapas. Su proyecto se hizo realidad tres años después de su fallecimiento, en 2002, de manos de sus allegados y con el impulso de la Unesco, que la declaró como "prioritaria para la Cultura". El acto congregó a Fidel Castro, a Hugo Chávez, a Danielle Mitterrand y al premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. El presidente cubano lo admiraba: "Fue un genio de las artes plásticas, un gladiador de la dignidad humana y un profeta del porvenir". Guayasamín le dedicó tres retratos.
Este domingo 10 de marzo, coincidiendo con el aniversario de su muerte, la fundación que lleva su nombre en Quito organizó un acto de homenaje en torno al Árbol de la vida, un pino plantado por él mismo en la que fuera su casa durante sus dos décadas y a cuyos pies fue enterrado en una vasija de barro.
Indigenismo
Oswaldo Guayasamín reveló su vocación artística a los siete años, pese al empeño de su padre, de ascendencia indígena, de convertirle en un profesional de cualquier otra área. Su mala trayectoria académica terminó dándole la razón al niño, y solo encontró su sitio en la Escuela de Bellas Artes donde ingresó en 1933. Se graduó como pintor y escultor a los 21 años.
A su primera exposición, reza en su biografía, asistió Nelson Rockefeller. El político y magnate era entonces el encargado de Asuntos Interamericanos del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Quedó impresionado con el trabajo de Guayasamín y le compra cinco cuadros. Al poco, le brinda una invitación para que el pintor visite y exponga en EE UU durante siete meses. Guayasamín aprovechó ese tiempo para visitar todos los museos posibles en el país. Allí conoce los trabajos de El Greco, Goya, Velázquez, Picasso, Renault, Orozco. "Era una esponja que trataba de asimilar todo hasta que encontró su propio lenguaje, como le sucede a todos los grandes pintores", apunta el editor de su biografía.
Con todo, aún le esperaba un hito fundamental para dar forma a su pintura. En 1945 inició un viaje desde México a la Patagonia, pueblo a pueblo, donde conoció de primera mano la visión de las culturas indígenas, con quien se identificaba por la herencia paterna, y las atrocidades que soportaban los pueblos oprimidos, entre ellos también a los mestizos, como su madre, y los negros.
"Era un hombre de izquierdas, que surgió del indigenismo. Más que un movimiento solo pictórico, el indigenismo era una visión del mundo que se reflejaba en la literatura, en la pintura y en las ideas socialistas que él mantuvo a lo largo de su vida", explica Cuvi. "Eso hizo que en muchas pinturas de [su segunda etapa pictórica] La edad de la ira denunciara atrocidades: desde la Guerra Civil española, a la Segunda Guerra Mundial, la invasión a Playa Girón en Cuba, el golpe de Estado en Chile y la muerte de Salvador Allende...". Pero no quedó ahí. "También hacía retratos casi caricaturescos de los militares fascistas, de los usureros, los políticos, los curas y de todo lo que él consideraba como personajes nocivos", explica el editor de varios libros relacionados con el pintor, autodeclarado procubano y antiimperialista. Esas dos etapas se consolidaron en Huacayñán, un conjunto de 103 cuadros pintados desde 1946 a 1952.
En La edad de la ira representa "no solo hechos políticos e históricos, sino también sentimientos como el dolor o el llanto. Y va depurando su técnica hasta dejar, como me dijo cuando conversé con él en el año 82, los huesos y las lágrimas. Ya son tonos muy simples y trazos muy expresionistas. Muy depurados. Ya es su propio lenguaje", repasa Cuvi.
Es en esa época cuando aborda su tercera fase con La edad de la ternura, inspirada en su madre, como forma de agradecimiento por su apoyo en la carrera artística. Da un giro a su trabajo que precede a la que después quiso que fuera su obra más importante, el espacio arquitectónico de La capilla del hombre, dedicado al ser humano y, especialmente, al pueblo latinoamericano.
Los bajau
A miles de kilómetros, prácticamente del otro lado del mundo, un grupo de tribus se han caracterizado por llevar su vida lejos de la Tierra y en medio del mar. Entre ellos se encuentran los bajau.
_______________1__________________, principalmente en el archipiélago de Joló, ubicado en el suroeste de dicho país, así como en la península de Zamboanga. Sin embargo, más allá de las islas que delimitan el sitio donde viven, los bajau, así como otras tribus cercanas han hecho su vida sobre el mar, aunque entre ellos hay distintas clasificaciones.
Si bien bajau es el nombre más común para referirse a esta tribu, ellos se denominan Sama y existen tres grupos generales para identificarlos. Por ejemplo, los Samala Lipid son aquellos que viven en las costas, por lo general en bungalows; los sama darat son aquellos bajau que llevan una vida en la tierra, mientras que los bajau laut (o también Sama Dilaut) son los que aún viven en el agua.
Un integrante de esta tribu con relativa facilidad es capaz de aguantar la respiración hasta por 13 minutos y descender hasta 60 metros bajo el mar. Es decir, __________________5__________________. Esto llamó la atención de Melissa Llardo, del Centro de la Universidad de Copenhague, quien dirigió un estudio sobre las capacidades de las bajau y los cambios en su anatomía que les permiten hacer tales hazañas.
Ella en sus viajes descubrió que entre los bajau, su bazo no es similar al resto de los humanos, lo cual la llevó a pensar que podría ser el órgano responsable de su habilidad para sumergirse por tanto tiempo y a tanta profundidad.
El bazo es el órgano con múltiples funciones, primordialmente con nuestro sistema inmunológico pues contiene los glóbulos blancos, asimismo, el bazo regula los líquidos en el cuerpo y por lo tanto la cantidad de sangre que tenemos. Por lo general, se considera que el bazo tiene el tamaño de un puño y aunque es posible vivir sin éste, en el caso de los bajau es una fuente importante para el oxígeno en la sangre.
A continuación leerás un texto acerca de un fenómeno climático que sucede en Alaska una vez al año. Luego, respondé: ¿Qué harías si fueses un ciudadano de Barrow?
Grabá un audio de Whatsapp y describí cómo te prepararías en los días previos, qué actividades dejarías de hacer y cuáles te parecen las más indicadas para este momento del calendario.
Duración 5-7 minutos
La ciudad con 65 días sin sol
La ciudad de Utqiaġvik, en Alaska, antes llamada Barrow, no verá el sol durante 65 días. El próximo amanecer que verán sus habitantes será el 23 de enero.
Utqiaġvik experimenta la noche polar, que es un período de oscuridad en el invierno sin amaneceres que ocurre en las ciudades dentro de los círculos polares. El 18 de noviembre se vio salir por útima vez al astro rey y comenzó esa oscuridad sin amaneceres.
Según Weather.com, «desde mediados de noviembre hasta finales de enero, el sol no se eleva al norte del Círculo Ártico debido a la inclinación de la Tierra lejos de la radiación más directa del sol», por lo que el sol sobre esta ciudad estadounidense no saldrá completamente por el horizonte hasta el 23 de enero.
Ubicada a unos 531 kilómetros del límite del círculo polar ártico, Utqiagvik experimentará lo que se conoce como «crepúsculo civil», que ocurre cuando el sol está a seis grados bajo el horizonte y crea una pequeña iluminación para ver las cosas desde afuera. El crepúsculo civil dura seis horas por noche, pero disminuirá a tres horas por noche a finales de diciembre.
Aunque todo parezca tenebroso, muchos señalan una ventaja que no tienen muchos lugares en el mundo: cuando llegue el verano en esta pequeña localidad de Alaska, sus habitantes podrán disfrutar de 80 días seguidos sin que el sol se ponga.